El intercambio económico en el mundo actual presenta algunas necesidades insoslayables, considerando las capacidades de intercambio que presenta el comercio internacional. Entre estas debemos necesariamente los controles de los bienes que podemos adquirir y trasladar desde una comunidad a otra, ello implica su uso e incorporación en un medio distinto que cuenta con sus propios niveles de calidad y, en definitiva, sus propias condiciones ambientales y técnicas.

De esta manera, cobra una importancia fundamental contar con estándares, códigos y normas conocidos y aceptados en cada uno de los extremos de la cadena de intercambio, con el fin de que los productos cumplan con esas condiciones las cuales han de estar previamente acordadas y, en su recepción final, debidamente controladas de manera que se asegure el cumplimiento de los acuerdos básicos y la adecuación de ellos a la realidad de los usuarios en destino de ellos.

En términos generales, esos acuerdos se establecen de buena manera, lográndose compromisos que satisfacen tanto a proveedores como a los usuarios; sin embargo las etapas de control tienden a ser difíciles de cumplir debido a procedimientos imperfectos o incluso inexistentes en los mercados consumidores como el chileno, lo cual posibilita la comercialización de materiales o productos que no cumplen con la calidad establecida o con los atributos normalmente aceptados en el medio, más aún, es posible que sus controles sean menores o más relajados.

Esta situación nos lleva a aceptar hechos que terminan siendo inmanejables y pueden significar el comienzo de una escalada en la cual estemos obligados a aceptar características distintas y, por lo tanto inadecuadas, de productos que son críticos en la mayoría de los ámbitos de la producción industrial. Debemos tener aquí la lucidez necesaria para comprender que con ello se genera una disminución de la calidad de nuestros productos.

El Instituto del Acero ha estado observando la incorporación de los productos en el mercado del acero en Chile con la finalidad de estar conscientes de las distorsiones que puedan producirse cuando los productos no cumplen con lo establecido en la normativa chilena, ha establecido programas de observación de estos cumplimientos, en especial, el primero de ello de ellos en las barras laminadas en caliente para refuerzo de hormigón armado. Los resultados hasta ahora no han sido alentadores, observándose un incumplimiento más bien alto, de alrededor de un 50%. Es cierto que estas no conformidades no configuran valores altos; pero sí reflejan prácticas incorrectas y corresponden a indicios de comienzo de problemas más agudos.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, es de importancia urgente establecer políticas públicas que contemplen controles tempranos en la importación de productos que han de ser incorporados en la manufactura o en la construcción nacional. Esto con el fin de mantener su calidad y la seguridad de sus usuarios quienes definitivamente son el capital más importante del país.

Sergio Contreras A.

Presidente

 

El Instituto Chileno del Acero (ICHA) promueve el uso del acero y genera acciones que permiten provocar cambios que permitan mejorar la operación de la cadena de valor del acero y proveer capital humano para el desarrollo del rubro, siendo un aporte en la discusión pública respecto a normas y estudios, como referente técnico que a la vez ofrezca soluciones.

En este sentido, queremos dar la más cordial bienvenida a las empresas que han querido unirse a nosotros y contribuir con esta misión:

  1. Perfimet
  2. Acustermic
  3. Layseca y CIA.
  4. Varmetal

Los invitamos a participar de las iniciativas y actividades que nuestra institución organiza.

 

Existe un fuerte consenso contra la creciente ola de exportaciones provenientes de industrias o compañías siderúrgicas propiedad del Estado, como quedó demostrado una vez más en la reciente reunión del Comité del Acero de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) a principios de mayo. Los reportes compartidos en la reunión en París por las asociaciones siderúrgicas nacionales de Asia, las Américas y Europa sorprendieron por su similitud: se consolida un “nuevo normal”, caracterizado por un crecimiento más lento, donde todas las regiones están padeciendo un incremento dramático de las importaciones de acero en condiciones desleales de comercio, alimentado por la masiva sobrecapacidad global. El mayor peso recae sobre China, cuya sobrecapacidad significativa y creciente en tiempos de bajo crecimiento ha desestabilizado el mercado global del acero y sus flujos comerciales.

Este comunicado da continuidad a los comentarios presentados en forma conjunta por las ocho asociaciones representantes de la siderurgia de EE.UU., Canadá, México, América Latina y Europa en respuesta a la recientemente publicada “Política de Ajuste de la Industria Siderúrgica” de China, en los que manifestaron su preocupación por la política, que sigue reflejando un enfoque verticalista y dominado por el Estado en las reformas propuestas para la industria del acero.

El Comité del Acero de la OECD ha tomado nota de la urgencia de estas preocupaciones, como se refleja en la declaración final emitida por el presidente de su Comité del Acero, Risaburo Nezu: “Los desafíos estructurales deben abordarse con urgencia en medio de esta nueva era caracterizada por el bajo crecimiento de la demanda de acero y por el aumento de las exportaciones”, añadiendo, “el fracaso en enfrentar y detener las distorsiones del mercado tendrá como consecuencia que empresas subsidiadas y apoyadas por el Estado sobrevivan a expensas de otras empresas, privadas y eficientes, que operan con mínimo apoyo estatal”.

Las asociaciones que suscriben este comunicado concuerdan que la necesidad de acción inmediata y efectiva es urgente. Reafirmamos nuestro llamado a cada gobierno nacional a enfocarse en este tema en su país y realizar todos los esfuerzos necesarios en su diplomacia comercial y en sus regulaciones para confrontar y desafiar aquellas políticas gubernamentales que están alimentando la sobrecapacidad –raíz de la actual crisis del acero-, y procurar un campo de juego nivelado en el mercado del acero.

Una cuestión específica que pronto deberán enfrentar nuestros gobiernos es el concepto de que China no debe de ser considerada como “economía de mercado” por los miembros de la Organización Mundial de Comercio (WTO) a partir de finales de 2016. La decisión individual de cada país tendrá importantes consecuencias sobre la forma en que aquellas empresas afectadas por las importaciones en “dumping” desde China puedan recuperarse. Como queda tan claramente ilustrado por el sector siderúrgico de China, este país todavía no supera la prueba de ser una economía de mercado. La misma existencia de sobrecapacidad -estimada en hasta 425 millones de tonelada- y la falta de una política eficaz para reducirla son evidencia de que China sigue siendo una economía dominada en forma verticalista por el Estado.

Esta es una cuestión crítica que debe ser tomada en cuenta inmediatamente. Por eso, continuaremos colaborando y realizando esfuerzos individuales en pos de procurar que nuestros gobiernos juzguen cuidadosamente los criterios y antecedentes antes tomar decisiones o realizar anuncios que favorezcan un reconocimiento prematuro de China como economía de mercado