El año 2017, para muchos fue un año extraño, al comienzo las expectativas fueron más bien inciertas y, por lo tanto, pesimistas. Los caminos elegidos por las aspiraciones de la sociedad no coincidieron tácitamente con los caminos del desarrollo y de la creación de riqueza que la mayoría de la población informada considera indispensable para avanzar y alejarse definitivamente del fantasma de la pobreza y el subdesarrollo, manteniendo la equidad.
Por otra parte, la caída de los precios de los commodities, de los cuales Chile es todavía altamente dependiente, empeoraron más profundamente el horizonte nacional. Y esto ha representado un llamado de alerta, una vez más, frente a esta dependencia. No ha sido posible crear un desarrollo tecnológico definido y sustentable que nos independice definitivamente de la extracción y comercialización de las materias primas como fuente única de la actividad económica del país. Este hecho nos muestra que Chile no es aún el país extensamente industrializado al cual todos aspiramos.
Sin embargo, Chile ha logrado avances importantes en materias de reglamentación, normativa y, en especial, en su cumplimiento. Esto implica una muy definida disciplina en el ámbito técnico y económico y, a la vez, exige un desarrollo técnico y profesional de magnitud, de manera que la incorporación del conocimiento y práctica actual en esas normativas, así como la valorización efectiva de las autoridades en su cumplimiento, mejoren la calidad de los productos y las obras.
En este camino, el logro alcanzado por el ICHA ha sido especialmente valioso. El Instituto ha trabajado incasablemente reuniendo, no solamente a los profesionales y expertos en los comités de trabajo para generar normas, estudios o publicaciones sino también para proponer y conseguir la toma de conciencia de estas condiciones y necesidades en todos los niveles de la sociedad, ya sea a través de las autoridades, de los profesionales o de los proveedores y fabricantes.
Considerando todo lo anterior, le entrego un reconocimiento agradecido a todos quienes se acercaron al Instituto reconociendo este valor, a todos quienes colaboraron con un aporte desinteresado, al personal, a las instituciones que han prestado su apoyo y, en fin, a cada uno de Uds. quienes han engrandecido nuestra actividad y han hecho de ella una meta posible de alcanzar.
En estos días que comenzamos un nuevo año con renovada vitalidad, los insto a mantener esa estrecha colaboración que de seguro redundará en bienestar y enriquecimiento para nosotros y, en general, para el país.
Sergio Contreras A.
Presidente
Instituto Chileno del Acero