Fabricados para las industrias metalúrgicas, metalmecánicas y de la construcción, INDURA ofrece al mercado INDURMIG, una mezcla de gases de protección orientada al proceso de soldadura MIG, que permite fácilmente triplicar la velocidad en comparación a la técnica del arco manual, brindando una mayor limpieza, seguridad y buena penetración a la soldadura industrial.
Gracias a su gran versatilidad y capacidad de soldar casi cualquier tipo de metal con una baja inversión inicial, el proceso de soldadura por arco manual es uno de los más utilizados. No obstante, en términos de productividad, su velocidad de aplicación es baja y requiere un trabajo posterior de limpieza, lo que aumenta el tiempo y costo de la soldadura.
Esta desventaja le ha permitido al proceso MIG ir ganando terreno de forma sostenida, al otorgar una rapidez que mejora significativamente la productividad en la fabricación de estructuras metálicas. Sin ir más lejos, y debido a las características propias de este proceso, se requiere el uso de un gas de protección que evite que la zona de soldadura se contamine u oxide.
INDURA ha desarrollado la familia de gases de protección INDURMIG orientada a lograr el mejor resultado en la soldadura MIG, en términos de facilidad de aplicación, calidad de unión, velocidad de avance, penetración y limpieza del cordón, con mezclas para acero al carbono y acero inoxidable de distintos espesores.
“Tenemos una oferta muy extensa que permite abordar y optimizar el proceso de acuerdo a las necesidades de nuestros clientes. Contamos con mezclas de gases de protección para soldar distintos materiales en variados espesores, buscando optimizar el proceso de soldadura”, señala Christian Fieldhouse, Gerente de Procesos Metalmecánicos de INDURA.
Ventajas comparativas
La productividad es un concepto muy valorado por la industria en estos tiempos, ya que impacta en forma directa en la competitividad de las empresas. En ese contexto, el gas de protección INDURMIG logra maximizar los beneficios, tales como aumentar la velocidad de avance, soldando más en menos tiempo; reducir la cantidad de salpicaduras, minimizando el trabajo de limpieza al finalizar el procedimiento; y una buena penetración, asegurando una unión adecuada de los metales.
“Hay que considerar que el principal costo en el proceso de soldadura corresponde a la mano de obra, por lo tanto, al bajar los tiempos de trabajo, los costos de fabricación de cada componente soldado se reducen significativamente. Lo mismo ocurre al acortar los ciclos de limpieza posterior”, sostiene Fieldhouse.
Producto | Características |
INDURMIG 20 | Gas de protección para proceso MIG/MAG, en acero al carbono de baja aleación, el cual tiene como característica un arco suave y estable que entrega buena penetración en toda posición y en un amplio rango de espesores. Su principal uso es la fabricación de estructuras metálicas. |
INDURMIG 8 | Gas de protección para proceso de soldadura MIG/MAG en acero al carbono de baja aleación, que por su bajo contenido de CO2 produce muy poca salpicadura, especial para cordones de terminación o remate. Su principal aplicación es para trabajos que requieran buenas terminaciones. Destaca por la importante disminución de salpicaduras, lo que disminuye notablemente el costo de limpieza. |
INDURMIG O-2 | Es un gas idóneo para la soldadura del acero al carbono en aplicaciones robotizadas y en posiciones difíciles. También se ocupa en aceros especiales, aleados o de alto contenido en carbono. Presenta muy buena penetración y transporte de gotas muy finas, resultando un cordón más plano. Destaca por la importante disminución de salpicadura, el incremento del aporte térmico y la velocidad de soldadura, debido a la presencia de oxígeno. |
Desde hace ya algún tiempo se ha transmitido al medio nacional la noción de una calidad insuficiente de algunos aceros importados, en especial y como una especie de mantra salvador, de aquellos provenientes de países asiáticos.
Es importante aclarar, de manera definitiva, cuál es la real aproximación técnica al problema. El Instituto Chileno del Acero (ICHA) ha realizado, desde hace ya algunos años, un monitoreo del cumplimiento normativo de barras de acero para hormigón armado importadas, constatando un alto incumplimiento de la normativa nacional vigente cercana al 50% de la muestra.
Sumado a esto, ICHA ha realizado sondeos de la calidad en otros productos de acero, en donde también se han detectado importantes incumplimientos, evidenciando graves faltas que como institución esperamos se puedan revertir, para lo cual hemos asumido la labor de actualizar y fortalecer la normativa técnica a través de convenios de desarrollo normativo con el Instituto de Nacional de Normalización, así como también con entes públicas y privadas, con quienes hemos desarrollado importantes avances, dirigidos a mejorar la calidad y estándar de la construcción en Chile.
Si bien el hecho de infringir la normativa es inaceptable, ello no constituye un llamado a realizar un boicot en contra de los aceros importados, sino lograr un debido aseguramiento de la calidad. De esta manera la construcción en Chile podrá mantener los estándares hasta ahora conocidos y su seguridad, en especial frente a sismos de importancia, que este territorio debe soportar a menudo debido a su condición tectónica.
Frente a algunas declaraciones destempladas de algunos sectores que defienden una comercialización a ultranza, acusándonos de proteger un cartel de producción nacional, el Instituto del Acero de Chile desea dejar claramente establecido que su labor e inquietudes son pura y estrictamente técnicas y su acción está al servicio del mejoramiento de la utilización del acero en el medio nacional.
En esta perspectiva, reiteramos nuestro compromiso con la ingeniería y la industria nacional e internacional, para la mejor aplicación de un material que, correctamente utilizado, ha demostrado su nobleza durante más de mil años a través de la historia.
Sergio Contreras A.
Presidente
Instituto Chileno del Acero
Un panorama difícil es el que atraviesa la industria del acero a nivel nacional, influenciado principalmente por la disminución de la inversión y con ello, el consumo de este metal, sumado a la competencia internacional que llega al país con una débil trazabilidad que se ha detectado en la aleación importada.
Con todo, el acero tiene múltiples y variados usos. En la construcción, se utiliza en barras de refuerzo para hormigón y estructuras metálicas, estanques y tuberías de gran diámetro; en la minería, en barras para molienda del mineral; en mallas y fijaciones como pernos y tornillos, y herramientas para la construcción, implementos para la agricultura y equipos para camiones, entre otros.
Según estimaciones del Instituto Chileno del Acero (ICHA), este año el consumo de acero podría caer en 9%, alcanzando las 2,5 millones de toneladas.
Ello coincide con las cifras de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Asimet), que afirma que el consumo total aparente de acero en el país tuvo su peak en 2012 –coincidente con el llamado ciclo de oro del cobre– con 3,141 millones de toneladas, de las cuales 54% eran importadas y 46% correspondían a despachos nacionales.
Asimismo, la proyección de consumo total aparente para 2015 será de 2,5 millones de toneladas, de las cuales 62% será importado y 38% corresponderán a despachos nacionales.
“Para 2016, si la inversión pública se materializa, creemos que el consumo aparente de acero se podría recuperar, y quizás crecer entre un 2% y un 3 %”, señala Juan Carlos Gutiérrez, director ejecutivo del ICHA.
En este sentido, resalta que las variables más relevantes son la inversión en construcción y en minería, transformándose en las componentes que le dan velocidad a la demanda de consumo de acero.
“Para tener una idea, en 2011 post terremoto, la tasa de crecimiento de la componente inversión en construcción y otras obras llegó a 12%. En ese año el consumo aparente superó las 3 millones de toneladas. Luego, la velocidad de crecimiento de la inversión fue cayendo y con esto, el consumo aparente de acero también, cada vez se consume menos, porque se está invirtiendo menos”, puntualiza.
El director ejecutivo del ICHA explica que la industria del acero vive un complejo escenario como consecuencia de la contracción de la demanda, producto de la reducción de la inversión en minería e infraestructura, y en menor grado también por la construcción.
“Esta misma industria tiene que hacer frente a las distorsiones que se provocan por la sobreoferta de productos de acero a nivel mundial, y que Chile no escapa a esta realidad, siendo vulnerable a la llegada de productos fuera del estándar técnico, a bajo precio”, plantea.
A su juicio, “Chile es una economía abierta, que ha dado buenos resultados para los consumidores, sin embargo, en el ámbito del acero, la falta de regulaciones, de orden técnico o los déficit de control generan espacios de vulnerabilidad del cumplimiento de los requerimientos técnicos mínimos”.
Regulaciones Chile es un país sísmico y, por ende, la calidad del acero empleado es fundamental.
Un organismo que vela por el cumplimiento de normas y estándares es el ICHA. Su presidente Sergio Contreras asegura que en el país existen “algunas regulaciones y medidas, pero no son suficientes, porque no actúan directamente y no controlan las condiciones de origen de fabricación del producto”.
En esta dirección, un aspecto clave es la trazabilidad de los productos, es decir, que haya una huella, y que en el caso del acero se pueda seguir su camino desde el momento en que se fabricó.
“No hay una buena trazabilidad. Existe, por supuesto, pero no es suficientemente buena. Por eso, en el Instituto Chileno del Acero estamos trabajando para lograr un mejor aseguramiento de la calidad y, consecuentemente, su trazabilidad”, afirma el presidente del ICHA.
En efecto, una de las preocupaciones de la organización ha sido tener una normativa actualizada, de acuerdo con lo que hoy existe en el mundo, por lo que “tenemos la referencia correcta”.
Sin embargo, precisa Sergio Contreras, “no tenemos regulaciones al interior del país para asegurar una trazabilidad y un aseguramiento de la calidad de los productos que los distribuidores están poniendo en el mercado”.
“Hemos detectado que los aceros no cumplen en gran medida las condiciones normativas, pero la cumplen en niveles suficientemente pequeños como para que no sea inquietante”, afirma.
Por ello, el ICHA ha redoblado los esfuerzos para dar seguridad al país, a través de exhaustivos análisis de la calidad de los aceros que llegan a Chile, labor que se ha desarrollado mediante el programa Monitoreo de Barras para Hormigón Armado, ejecutado durante varios años.
“Hemos descubierto que muchas de las barras que llegan no cumplen con las condiciones normativas chilenas. Por eso y habiendo tomado conciencia del problema, proponemos que haya un control que asegure la trazabilidad y una posibilidad que hay para lograr eso es que la Aduana exija los certificados correspondientes”, asevera.
En la práctica, se busca que, teniendo esa información y control, Aduana autorice el ingreso de ese material, porque –precisa- “hoy el distribuidor que vende el acero tiene la obligación de entregar el certificado. Pero eso lleva a que no hay ningún tipo de control, puede entregar cualquier cosa”.
Desde la Cámara Chilena de la Construcción, su presidente (s), Sergio Torretti, destaca que
Chile cuenta con una industria del acero cuyos procesos productivos y los materiales que elabora son de alta calidad y cumplen con estándares de nivel mundial.
A su juicio, en un ambiente de economía de libre mercado y en igualdad de condiciones, las empresas productoras deben evidenciar la calidad de los productos que ofrecen.
“Es importante que el acero importado cumpla el 100% del estándar normativo exigido al acero nacional y que el Estado compruebe que se respete dicho estándar. Así, los consumidores pueden optar por aquellos productos que les ofrezcan condiciones más competitivas”, asegura.
El Servicio de Aduanas, en su opinión, debe cumplir adecuadamente la obligación de fiscalizar la trazabilidad de las partidas de acero que ingresan al país, razón por la cual “pusimos al tanto de esta situación al Ministerio de Hacienda y le solicitamos que refuerce dicha labor”.
Respecto de las empresas constructoras, Torretti resalta que éstas tienen la obligación de utilizar acero que cumpla con los estándares que fija el marco normativo, razón por la cual exigen el certificado que indica que el producto cumple con la norma.
“En todo caso sería importante que dicho certificado se entregue en el país de destino y no en el de origen”, asegura