El desafío que se debe enfrentar en forma urgente es la necesidad de concretar proyectos que mejoren la infraestructura de la región para lograr el desarrollo de los países. De llevarse a cabo los planes proyectados, tendrán un impacto directo en el consumo de acero. Esa es una de las conclusiones del siguiente informe preparado especialmente para “Acero Latinoamericano” por la consultora internacional CRU.
Cualquier persona que hace, ha hecho o ha intentado hacer negocios en América Latina puede encontrar dificultades y altos costos, los que reflejan, entre otros aspectos, cuellos de botella de la infraestructura en la región.
Por ejemplo, en la mayoría de los casos, es más barato para un distribuidor de acero ubicado en el norte de un país, importar material desde el extranjero, que comprar a un productor local al sur del mismo país. Esto pasa por los altos costos de transporte interno, especialmente cuando el material tiene que ser transportado en carreteras de mala calidad, siendo el sistema ferroviario ineficiente e insuficiente.
De acuerdo con un estudio recién publicado por la Confederación Nacional de la Industria de Brasil, en las dos últimas décadas se ha invertido solamente cerca del 2% del PIB en infraestructura con aportes públicos, lo que representa la mitad del monto. La publicación estima que las inversiones deberían ser por lo menos del 3% del PIB para evitar el deterioro de los activos fijos per cápita y también calcula que Brasil debería invertir del 2% al 4% adicionales en infraestructura en las próximas dos décadas para compensar la baja inversión en los años anteriores. En la mayoría de los otros países de Latinoamérica, el contexto de Brasil se repite y la inversión en infraestructura estuvo alrededor del 2% del PIB en los últimos años.
La subinversión en infraestructura en América Latina puede ser fácilmente observada en el Reporte de Competitividad Global publicado por el Foro Económico Mundial (FEM). Según los datos de 2016-2017 del FEM, el país latinoamericano mejor posicionado en el ranking global de infraestructura es Panamá, que ocupa la 36ª posición. De los cinco países más grandes de la región, México es el mejor posicionado, en el lugar 57°, mientras Perú es el peor, en la 89ª posición.
Sin embargo, es poco probable que los gobiernos de América Latina puedan financiar y ejecutar los proyectos necesarios para mejorar la situación de la infraestructura, ya que tienen limitaciones de presupuesto y déficits que los llevan a reducir costos e inversiones. Por lo tanto, el sector privado tendrá un rol esencial en los próximos pasos del desarrollo de la infraestructura de la región.
Es posible observar que el sector privado ha ganado relevancia en el desarrollo de proyectos de infraestructura con los programas de concesiones y asociaciones público-privadas (APPs). Sin embargo, estos mecanismos junto a otras formas de atraer inversionistas privados, deben ser revisados oportunamente y desarrollados para hacer los procesos más claros, simples y más atractivos.
En este artículo, exploraremos los próximos pasos del desarrollo de la infraestructura en América Latina y su potencial impacto en el consumo de acero.
PROGRAMAS Y PROYECTOS DE INFRAESTRUCTURA
En conjunto, los cinco países más grandes de América Latina: Argentina, Brasil, Colombia, México y Perú, tienen planificados cerca de US$1,3 mil millones en inversiones en infraestructura en los próximos años. A continuación, se realiza una breve descripción de los programas y proyectos de infraestructura de cada uno de estos países con sus respectivas esperadas inversiones.
Argentina
El presidente Mauricio Macri y su administración tienen planes ambiciosos para el desarrollo de la infraestructura. El país, así como sus vecinos, tiene un pasado de subinversión en infraestructura. En septiembre de 2016, en el Foro de Inversión y Negocios de Argentina, el
gobierno presentó al mercado un portafolio de proyectos de infraestructura evaluado en US$200 mil millones. El principal objetivo del Foro fue promover proyectos y atraer inversionistas para sustentar su desarrollo.
El gobierno argentino está también enfocado en simplificar procesos y legislaciones. En el sector de minería, está actualmente trabajando en un proyecto para establecer un Acuerdo Federal de Minería más sólido para abolir las distintas leyes de minería por provincia y traer más estabilidad para el sector. La estructura actual genera inestabilidad a los inversionistas porque, bajo ella, las provincias tienen autoridad sobre la actividad local de minería y sus leyes son susceptibles de ser cambiadas drásticamente. Cambios en el medio del proyecto ocurrieron muchas veces en el pasado e impactaron negativamente a inversiones del sector de la minería en Argentina. El poder de las provincias y las diferentes leyes entre las regiones generan una complejidad indeseada en el sistema y el actual gobierno quiere eliminarlas a fin de que se alcance el objetivo de US$25 mil millones en inversiones en el sector de minería en los próximos ocho años, duplicando la cifra alcanzada en el período entre 2007 y 2015.
En el sector de energía, vale la pena comentar sobre el desarrollo de las reservas de petróleo de esquisto del yacimiento Vaca Muerta. El gobierno argentino recién negoció con los poderosos sindicatos de trabajadores de empresas de explotación, incluyendo YPF, Chevron, Total, Shell, Down y Pan American Energy, un acuerdo que reduce costos (especialmente de mano de obra) y garantiza futuras inversiones en el área. Hay un mínimo de US$5 mil millones de inversión comprometidos para 2017 y US$15 mil millones anuales estimados para los próximos años. El presidente Macri cree que el desarrollo del yacimiento Vaca Muerta tendrá un rol importante en la economía de Argentina.
Brasil
En 2007, el gobierno brasileño creó el llamado Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) para promover la planificación y ejecución de grandes proyectos de infraestructura en áreas como logística, viviendas sociales, urbanización y energía (incluyendo petróleo y gas).
La estimativa de inversión era de US$155 mil millones, con la mitad dedicada a la construcción y financiamientos de viviendas y la otra mitad a proyectos de infraestructura. En 2010, excluyendo los financiamientos de viviendas, el 55% de la inversión esperada había sido ejecutada y el otro 45% fue transferido al PAC 2, iniciado en 2011, con una inversión estimada en US$246 mil millones.
La ejecución de los proyectos de infraestructura del PAC 2 alcanzó el 70% del total de inversión esperada (excluyendo el financiamiento de viviendas). Fue mientras el período de cuatro años de ejecución del PAC 2 que el consumo aparente de aceros largos en Brasil alcanzó su tope de 11,3 Mt/a en 2013, y también cuando el escándalo de corrupción en Petrobras se tornó público y el consumo de aceros largos en el país cayó el 5,4% en 2014.
El incompleto PAC 2 se transformó en el “no oficial” PAC 3 (el gobierno brasileño nunca hizo un anuncio formal). El programa prevé inversiones de US$320 mil millones hasta 2018. En junio de 2016, el ritmo de ejecución de los proyectos estaba en el 38%, lo que puede ser
considerado alto.
En mayo de 2016, después que la presidenta Dilma Rousseff fue destituida, el nuevo gobierno interino creó el Programa de Asociación de Inversiones, teniendo objetivos similares al PAC. Participantes del mercado creen que el nuevo programa vino a reemplazar el PAC, ahora que el gobierno interino se tornó permanente. En la visión de CRU, sin considerar las etiquetas de este programa, el desarrollo de proyectos debe seguir en Brasil a fin de solucionar el déficit de infraestructura del país y apoyar la recuperación de la economía.
Colombia
En la década pasada, Colombia invirtió un promedio del 3,2% de su PIB en infraestructura, con inversiones en logística liderando las cifras. Cuando el presidente Juan Manuel Santos asumió su primero período, en 2012, su equipo identificó US$265 mil millones en proyectos
de infraestructura a desarrollarse entre 2012 y 2020 y que representarían un promedio de inversión del 3,7% de PIB del país. Las cifras estimativas fueron hechas considerando una combinación de inversión pública y privada en sectores incluyendo vivienda social, logística,
comunicaciones, minería y energía.
En la actualidad, las inversiones en logística están ordenadas adentro de un programa llamado de Cuarta Generación (4G), iniciado en 2015. El 4G es un programa de siete años, con inversiones esperadas de US$50 mil millones en ferrovías, puertos y más de 6.000 km en carreteras. Los 36 proyectos del 4G están divididos en 3 olas de inversión, a concluirse hasta 2020. La primera ola, que está pasando ahora, contiene nueve proyectos con inversión estimada de US$15 mil millones.
Para financiar los proyectos, el gobierno colombiano está recurriendo a una combinación de privatizaciones y emisiones de deuda en el mercado internacional. Hay también inversionistas privados interesados en financiar proyectos directamente, pero temas como la burocracia, la corrupción, la complejidad de las leyes y la seguridad son factores limitantes al flujo de capital internacional en Colombia.
México
El actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, inició un programa de infraestructura después de empezar su período en 2012. El programa, llamado Programa Nacional de Infraestructura (PNI) 2014-2018, determinó el objetivo de inversión en US$596 mil millones con un total de 743 proyectos en seis sectores estratégicos: comunicación y transporte, energía, agua, salud, desarrollo urbano y viviendas y turismo. El gobierno esperaba que el 63% de todas las inversiones fueran hechas con financiamiento público y el restante 37% garantizados por el sector privado.
La expectativa de completar todos los proyectos del PNI hasta el fin del gobierno de Peña Nieto es baja, ya que menos del 30% de los proyectos en el sector de comunicación y transporte fueron completados en julio de 2016 y proyectos de otros sectores también fueron retrasados. El déficit del gobierno mexicano es perjudicial para el desarrollo de los proyectos de infraestructura y por eso la participacióndel sector privado será crucial. Sin embargo, la incertidumbre de la salud económica de
México después que Donald Trump asumió como presidente de los EE. UU. puede afectar negativamente sobre las inversiones privadas internacionales en México.
Perú
De acuerdo con la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional (AFIN) de Perú, el país tiene una brecha de US$160 mil millones de inversión a ser compensado hasta 2025. Los proyectos identificados por la AFIN involucran siete sectores: transporte, energía,
telecomunicaciones, salud, agua, educación e irrigación.
El nuevo presidente de Perú, Pedro Paulo Kuczynski, conocido como PPK, está en busca de acelerar más de US$79 mil millones en 265 proyectos de infraestructura en su período de gobierno de cinco años. Los proyectos del gobierno están enfocados en electricidad, gas,
agua, infraestructura educacional, transportes y minería.
Dentro del sector peruano de minería se espera recibir el aporte más grande en inversión identificadas por la administración de PPK. Existen 43 proyectos de minería, evaluados en US$41 mil millones. Estos proyectos están relacionados con explotación de cobre, oro,
plata, hierro, zinc, potasio y estaño y todos serán financiados por el sector privado.
Además del sector minero, otros como energía, tendrán sus proyectos financiados por el sector privado y suman US$22 mil millones. El gobierno espera tener US$6,5 mil millones financiados por APPs y los US$10 mil millones restantes serán aportados por el sector público. Los planes de PPK son ambiciosos pero viables y financiables de acuerdo a opiniones de participantes del mercado. Estos proyectos pueden impulsar el crecimiento del PIB peruano en los próximos años, pero es necesario reducir las barreras y la burocracia para hacer negocios en Perú, y también manejar los conflictos sociales comunes del país, que aumentan el riesgo de ejecución de los proyectos y además, ahuyentan a los inversionistas.
POTENCIAL IMPACTO EN EL CONSUMO DE ACERO
De acuerdo con las estimaciones de CRU, los proyectos de infraestructura representan cerca del 16% del consumo total de productos de acero en América Latina. Así que, en los últimos cinco años, el sector de infraestructura consumió un promedio de 9,4 Mt por año de productos de acero. Sin embargo, en 2015 y 2016, el consumo latinoamericano de acero en el sector de infraestructura bajó, llegando a 8,6 Mt en 2016. Esta baja performance fue consecuencia de la crisis económica y política en algunos países relevantes de la región y de reducciones de inversión en algunos otros altamente endeudados.
Mirando hacia adelante, CRU prevé una mejora en el ambiente económico y de inversión en América Latina. Las reformas propuestas por algunos gobiernos, incluyendo Brasil y Argentina, van a incentivar y estimular a los países para que retomen el crecimiento económico y así generar y atraer más inversiones. En nuestras proyecciones, los sectores de construcción e infraestructura en América Latina van a retomar el crecimiento en 2017 y los proyectos planificados van a empezar a tornarse realidad. En consecuencia, la infraestructura y la competitividad de la región van a empezar a ser desbloqueadas.
En relación al consumo de acero en infraestructura, CRU cree que hay buenas perspectivas para el sector y espera que el consumo promedio de acero en el sector llegue en 9,9 Mt/a en los próximos cinco años. Sin embargo, creemos que hay riesgos negativos para esta proyección, ya que el ambiente de negocios en América Latina es desafiador y muy dependiente de políticas y financiamiento público.
CONCLUSIÓN
América Latina es una región con severosproblemas en su infraestructura que reducen su competitividad global y atractivo en términos de negocios. De los países más grandes de la región, solo México se encuentra arriba del promedio en el ranking de infraestructura publicado por el Foro Económico Mundial. Después de México, está Brasil, cuatro posiciones abajo del promedio, y donde la provisión inadecuada de infraestructura es citada como el séptimo factor más problemático en hacer negocios en el país (son considerados 16 factores).
Es claro que hay muchos años de subinversión en infraestructura que tienen que ser compensados en América Latina, además de nuevas demandas. Por eso, CRU cree que hay buenas perspectivas para inversiones futuras en proyectos de infraestructura en la región.
Hay diversos emprendimientos en carpeta, en distintas etapas de madurez y en diferentes sectores, incluyendo logística, viviendas sociales, energía, salud, educación, entre otros.
Los proyectos considerados en los programas oficiales de los gobiernos ya están contabilizados en las proyecciones económicas y de consumo de acero de CRU. Cualquier proyecto adicional trae una potencial alza al consumo de acero esperado en la región, sin embargo, la no implementación de proyectos trae un riesgo negativo a nuestras proyecciones. Nosotros sabemos que hay altos riesgos políticos, regulatorios y económicos involucrados en todos los proyectos y también que los presupuestos de los gobiernos están bastante limitados, así que ningún gran programa de inversión deberá ser financiado por el sector público en el corto plazo, como fue el caso en algunos países en el pasado reciente.
Sin embargo, considerando la demanda por los activos y algunos proyectos muy buenos, creemos que los líderes de América Latina encontrarán una forma de incrementar los retornos financieros de los proyectos y también de simplificar los procesos de licitación y burocracia con el fin de atraer más inversionistas privados para la ejecución de proyectos que ayudarán a mejorar la infraestructura y la competitividad de la región.
*Por Thais Terzian, consultora Grupo CRU, especialista en análisis del mercado siderúrgico de América Latina. Revista Acero Latinoamericano