En  nuestro  país  es  cada vez más común que se utilicen estructuras de acero en la  construcción   de  edificios,  sin  embargo,  el  crecimiento  de  este  tipo  de  construcciones  ha sido lento pese a las importantes ventajas que presenta. Además, el gran  desconocimiento y la poca tradición que tienen nuestros profesionales en el desarrollo de este tipo de construcción, ha dado como resultado la utilización de otros tipos de tecnología.

El  acero  no  sólo  tiene  un  excelente  comportamiento frente a la actividad sísmica por su  resistencia y ductilidad sino que, además, desde el punto de vista arquitectónico pueden  lograrse obras de gran belleza, permitiendo que tanto los muros como las vigas puedan ser de menores dimensiones con respecto a las de otros elementos, conservando su  resistencia mecánica y permite, también, construir edificaciones a gran velocidad pues el acero llega a la obra como producto terminado.

Sin  embargo, las edificaciones en general, incluidas las de acero, son vulnerables frente a un incendio y por tal razón deben protegerse, considerando en su diseño, métodos o sistemas de protección capaces de resistir, durante un cierto tiempo, las altas temperaturas que se producen en los incendios.

La estabilidad de los elementos  estructurales  no  puede  evaluarse  en  forma  aislada,  sino en forma global, considerando un conjunto de criterios relativos a la concepción   arquitectónica tales como: reglamentación y normas técnicas, aislamiento térmico,  compartimentación, extracción  de  humos,  señalización, vías  de evacuación,  sistemas de  detección y alarma, red de rociadores de espuma, de agua y formación de personal  especializado, entre otros.

Reacción al Fuego y Resistencia al Fuego

La  construcción  o  estructura  propiamente tal, si es de acero no contribuye en el incendio  y  en  el  caso  de otros  elementos  estructurales  contribuye  sólo  en  una  pequeña  parte al  fuego. De aquí que la legislación limita la cantidad y naturaleza de los materiales combustibles que existen en edificios como establecimientos industriales, supermercados, centros comerciales y de bodegaje. Se deduce de estoque las cualidades exigidas a los  materiales frente al fuego no pueden considerarse por ellas mismas, sino como  aporte a un sistema conjunto de seguridad, destinado a salvar vidas y bienes materiales existentes en el sitio incendiado.

Partiendo de este punto de vista, se definen dos conceptos fundamentales que se utilizan   en la mayoría de los países para analizar o medir el comportamiento al fuego de los  elementos,  tales son la reacción al fuego y la resistencia al fuego.

La reacción al fuego es el alimento que  un  material puede aportar al fuego y al desarrollo del mismo, permitiendo apreciar el riesgo existente en el local, creador de pánico. Es por tanto, un índice potencial de la capacidad del material para favorecer el desarrollo del fuego.

La resistencia al fuego es una cualidad que poseen los elementos de construcción,  verticales, horizontales o inclinados, en el sentido que soportan un fuego intenso  cumpliendo su función estructural bajo condiciones reales, durante un tiempo   suficientemente largo como  para  confinar  el  fuego  en  el  lugar  de  origen,  de  modo  de evitar  o  retrasar  su  avance  hacia  el  resto  de  la  edificación.  Esta cualidad se mide por   el tiempo en minutos durante el cual el elemento conserva la estabilidad mecánica, la   estanquidad a las llamas,  el  aislamiento  térmico y  la  no emisión de gases inflamables.

Cabe señalar que en la actualidad existen normas oficiales para determinar el comportamiento frente al fuego de elementos específicos y no abordan las edificaciones como un proyecto integral. El MINVU, a través de la  Ordenanza  General  de Urbanismo y Construcción,  da  a  conocer  exigencias  mínimas  que  deben  cumplir  las edificaciones, entregando consideraciones generales para la protección pasiva que incluye el concepto de compartimentación y la protección activa, sin diferenciar según el tipo de material utilizado.

Protección Contra el Fuego de Estructuras de Acero

La Corporación Instituto Chileno del Acero, ha realizado diferentes actividades con el objetivo de entregar, al mercado nacional, herramientas técnicas que permitan comprender, aplicar e incorporar los últimos avances tecnológicos para la protección contra el fuego de estructuras de acero.

“Se editó el documento técnico de interpretación y recomendaciones a la OGUC con  la  finalidad  de  explicar  con  mayor  detalle  los  artículos  que  tienen  una  directa  relación  con la edificación en acero. Se ha realizado una misión tecnológica a Europa con el objetivo de prospectar e identificar las normativas y avances tecnológicos que existen a nivel mundial, permitiendo la incorporación de soluciones eficientes y seguras en el mercado nacional”, señala Juan Carlos Gutiérrez, Gerente del Instituto Chileno del Acero – ICHA.

 En base a los avances prospectados, se realizó un análisis de las exigencias nacionales y una proposición de mejoras o actualizaciones, que permitan establecer un marco normativo acorde a la realidad chilena. Además, se difundieron los alcances logrados a través de seminarios, en santiago y regiones, boletines, publicaciones técnicas y web.

“Actualmente, se están revisando una serie de propuestas generadas en conjunto con DICTUC e IDIEM, relativas a: Compartimentación, Requisitos Resistencia al Fuego, Protección Activa, Viviendas hasta dos pisos, Muros Cortafuego, Galpones Industriales Aislados, Edificios Altos, Comportamiento de Materiales, Ventilación, Estacionamientos Subterráneos”, señala Juan Carlos Gutiérrez, Gerente del Instituto Chileno del Acero – ICHA.

“Estas actividades permiten al Instituto Chileno del Acero entregar a la comunidad herramientas para la ejecución de edificaciones y estructuras más seguras y eficientes, considerando que es el comienzo, ya que la protección contra el fuego requiere una investigación continúa que permita la actualización periódica de las exigencias y la incorporación de los nuevos avances tecnológicos”, agrega Juan Carlos Gutiérrez.

El Consumo Aparente del Acero durante el período de enero a octubre de 2010 experimentó un incremento del 49% respecto a igual periodo del año anterior, alcanzando 2 millones 63 mil toneladas de acero, según señala la Corporación Instituto Chileno del Acero.

En este sentido, la producción nacional cayó 21% respecto al año anterior y las importaciones aumentaron en un 228%, llegando a 1 millón 273 mil toneladas, como producto de la baja producción por efectos del sismo 27/F y la proporcional reacción de los importadores.

Respecto al consumo de aceros largos, el ICHA agrega que durante los primeros 10 meses del año pasado, se registró un aumento del 38%, alcanzando 1 millón 21 mil  toneladas, la producción nacional cayó un 8%, respecto al mismo ciclo de 2009, mientras que las importaciones se incrementaron en un 353%, llegando a las 426 mil toneladas.

En el caso de los aceros planos, el consumo aparente creció 58% y llegó a 1.001 mil toneladas, la producción nacional cayó 45%, producto del cierre temporal de la planta de Huachipato, mientras que las importaciones se incrementaron en 185% y llegaron a 806 mil toneladas.

Finalmente, se puede indicar que las importaciones del 2009 alcanzaron solo el 28%, mientras que el 2010 las importaciones llegaron al 62%.

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El Consumo Aparente del Acero del primer semestre 2010 ha experimentado un importante aumento con respecto al mismo periodo del año anterior. En este sentido, la Corporación Instituto Chileno del Acero ha señalado que el consumo se elevó un 55%, alcanzando a 1 millón 149 mil toneladas de acero, en comparación a las 739 mil 395 toneladas registradas durante el periodo enero – junio de 2009.

“Respecto al consumo de aceros largos, podemos señalar que se registró un crecimiento de un 37% en el primer semestre del año que se ratifica en la producción de 571 mil toneladas. Las importaciones se incrementaron en 255%, llegando a 221 mil toneladas y con una producción nacional que sólo cayó en un 1% con respecto al 2009”, señaló Mariano Nicolás, Director Ejecutivo del ICHA.

En el caso de los aceros planos, el consumo creció en un 78% alcanzando 577 mil toneladas. En este sentido, las importaciones se incrementaron en un 193%, llegando a 456 mil toneladas, ya que la producción nacional disminuyó en un 28% respecto al año anterior.

“Como demuestran las cifras, la producción nacional de acero cayó un 10% el primer semestre de este año a causa del terremoto ocurrido el 27 de febrero pasado, lo que en consecuencia afectó a las empresas metalúrgicas que se vieron obligadas a paralizar su producción. Esto, provocó que las importaciones de acero aumentaran en un 211%, alcanzando las 677 mil toneladas”, agregó Mariano Nicolás.

En este sentido, si se comparan las cifras del 2009 con las del 2010, se puede indicar que las importaciones el año pasado alcanzaron solo el 29%, mientras que este año, las importaciones llegaron al 66%.

Finalmente, hay que señalar que la diferencia entre el consumo aparente y el consumo real, radica en que en el primero -que es centro de las mediciones- no se consideran las variaciones de inventario que se producen al inicio y término de cada ejercicio.