Un panorama difícil es el que atraviesa la industria del acero, no solo porque ha disminuido la inversión y con ello, el consumo de este metal, sino que también por la preponderancia que el producto de origen chino ha logrado en el concierto internacional y la débil trazabilidad que se ha detectado en la aleación importada.

Con todo, el acero tiene múltiples y variados usos. En la construcción, se utiliza en barras de refuerzo para hormigón y estructuras metálicas, estanques y tuberías de gran diámetro; en la minería, en barras para molienda del mineral; en mallas y fijaciones como pernos y tornillos, y herramientas para la construcción, implementos para la agricultura y equipos para camiones, entre otros.

Según cifras de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Asimet), el consumo total aparente de acero en el país tuvo su peak en 2012 —coincidente con el llamado ciclo de oro del cobre— con 3,141 millones de toneladas, de las cuales 54% eran importadas y 46% correspondían a despachos nacionales.

Asimismo, la proyección de consumo total aparente para 2015 en el país será de 2,5 millones de toneladas, de las cuales 62% será importado y 38% corresponderán a despachos nacionales.

Para este año también se estima que el consumo por familias de aceros será de 1,4 millones de toneladas de productos largos (barras de refuerzo, barras para la molienda, perfiles pesados, alambrón y perfiles livianos); 1,120 millones de toneladas de productos planos (laminados en caliente, plancha gruesa, laminados en frío, revestidos, hojalata, inoxidable), y 96 toneladas de tubos (tubos con costura, sin costura, con costura aleados, inoxidables).

Ello coincide con las estimaciones del Instituto Chileno del Acero (ICHA), donde prevén que este año el consumo de acero podría caer en 9% alcanzando las 2,5 millones de toneladas.

“Para 2016, si la inversión pública se materializa, creemos que el consumo aparente de acero se podría recuperar, y quizás crecer entre 2% y 3 %”, señala Juan Carlos Gutiérrez, director ejecutivo del ICHA.

En este sentido, resalta que las variables más relevantes son la inversión en construcción y en minería, transformándose en las componentes que le dan velocidad a la demanda de consumo de acero.

“Para tener una idea, en 2011 post terremoto, la tasa de crecimiento de la componente inversión en construcción y otras obras llegó a 12%. En ese año el consumo aparente superó las 3 millones de toneladas. Luego, la velocidad de crecimiento de la inversión fue cayendo y con esto, el consumo aparente de acero también, cada vez se consume menos, porque se está invirtiendo menos”, puntualiza.

No hay que perder de vista que según cifras de la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero) desde China, entre enero y mayo de este año, llegaron 526.000 toneladas, representando 14% del total de envíos chinos a Latinoamérica.

Desde Asimet, su presidente Juan Carlos Martínez asegura que “la industria del acero (siderurgia) se encuentra enfrentada a dos situaciones sobre las cuales tiene poco o nada de control: un alto costo de la energía eléctrica, insumo que incide en un gran porcentaje en el costo de producción, y una competencia desleal con productos que provienen de países como China, que estarían sujetos a fuertes subsidios del Estado y, además, distorsiones flagrantes de precios”.

En materia de inversiones, el líder de Asimet señala que en minería la cifra es negativa, mientras que sí hay inversiones en construcción, especialmente en el sector inmobiliario. Sin embargo, las demás áreas están estancadas en cuanto a inversión.

En este contexto, el director ejecutivo del ICHA explica que la industria del acero vive un complejo escenario como consecuencia de la contracción de la demanda, producto de la reducción de la inversión en minería e infraestructura, y en menor grado también por la construcción.

“Esta misma industria tiene que hacer frente a las distorsiones que se provocan por la sobreoferta de productos de acero a nivel mundial, y que Chile no escapa a esta realidad, siendo vulnerable a la llegada de productos fuera del estándar técnico, a bajo precio”, plantea.

A su juicio, “Chile es una economía abierta, que ha dado buenos resultados para los consumidores, sin embargo, en el ámbito del acero, la falta de regulaciones, de orden técnico o los déficit de control generan espacios de vulnerabilidad del cumplimiento de los requerimientos técnicos mínimos”.

Regulaciones
Chile es un país sísmico y, por ende, la calidad del acero empleado es fundamental. Un organismo que vela por el cumplimiento de normas y estándares es el ICHA. Su presidente Sergio Contreras asegura que en el país existen “algunas regulaciones y medidas, pero no son suficientes, porque no actúan directamente y no controlan las condiciones de origen de fabricación del producto”.

La opinión es compartida por el titular de Asimet, quien sostiene que “existen normas técnicas, pero no son suficientes, no están todos los productos cubiertos. Es necesario generar más normas y certificaciones y esto naturalmente tiene que ser acompañado de la fiscalización correspondiente”.

En esta dirección, un aspecto clave es la trazabilidad de los productos, es decir, que haya una huella, y que en el caso del acero se pueda seguir su camino desde el momento en que se fabricó.

“No hay una buena trazabilidad. Existe, por supuesto, pero no es suficientemente buena. Por eso, en el Instituto Chileno del Acero estamos trabajando para lograr un mejor aseguramiento de la calidad y, consecuentemente, su trazabilidad”, afirma el presidente del ICHA.

En efecto, una de las preocupaciones de la organización ha sido tener una normativa actualizada, de acuerdo con lo que hoy existe en el mundo, por lo que “tenemos la referencia correcta”.

Sin embargo, precisa Sergio Contreras, “no tenemos regulaciones al interior del país para asegurar una trazabilidad y un aseguramiento de la calidad de los productos que los distribuidores están poniendo en el mercado”.

“Hemos detectado que los aceros no cumplen en gran medida las condiciones normativas, pero la cumplen en niveles suficientemente pequeños como para que no sea inquietante”, afirma.

Por ello, el ICHA ha redoblado los esfuerzos para dar seguridad al país, a través de exhaustivos análisis de la calidad de los aceros que llegan a Chile, labor que se ha desarrollado mediante el programa Monitoreo de Barras para Hormigón Armado, ejecutado durante varios años.

“Hemos descubierto que muchas de las barras que llegan no cumplen con las condiciones normativas chilenas. Por eso y habiendo tomado conciencia del problema, proponemos que haya un control que asegure la trazabilidad y una posibilidad que hay para lograr eso es que la Aduana exija los certificados correspondientes”, asevera.

En la práctica, se busca que, teniendo esa información y control, Aduana autorice el ingreso de ese material, porque —precisa— “hoy el distribuidor que vende el acero tiene la obligación de entregar el certificado. Pero eso lleva a que no hay ningún tipo de control, puede entregar cualquier cosa”.

Desde la Cámara Chilena de la Construcción, su presidente (s), Sergio Torretti, destaca que Chile cuenta con una industria del acero cuyos procesos productivos y los materiales que elabora son de alta calidad y cumplen con estándares de nivel mundial.

A su juicio, en un ambiente de economía de libre mercado y en igualdad de condiciones, las empresas productoras deben evidenciar la calidad de los productos que ofrecen.

“Es importante que el acero importado cumpla el 100% del estándar normativo exigido al acero nacional y que el Estado compruebe que se respete dicho estándar. Así, los consumidores pueden optar por aquellos productos que les ofrezcan condiciones más competitivas”, asegura.

El Servicio de Aduanas, en su opinión, debe cumplir adecuadamente la obligación de fiscalizar la trazabilidad de las partidas de acero que ingresan al país, razón por la cual “pusimos al tanto de esta situación al Ministerio de Hacienda y le solicitamos que refuerce dicha labor”.

Respecto de las empresas constructoras, Torretti resalta que éstas tienen la obligación de utilizar acero que cumpla con los estándares que fija el marco normativo, razón por la cual exigen el certificado que indica que el producto cumple con la norma.

“En todo caso sería importante que dicho certificado se entregue en el país de destino y no en el de origen”, asegura.

Fuente: La Segunda

Calidad de vida

El acero facilita nuestra vida diaria. Desde los barcos más grandes a las miles de millones de latas que se fabrican cada día. En rascacielos y en eficientes viviendas sociales. Es ideal para equipos de cirugía, seguridad, cocina. Es versátil, higiénico, seguro, reciclable. El mundo actual sería imposible sin acero.

El acero en la construcción

 

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El acero en el hogar

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Fuente: Worldsteel

 

Cerca del 50% de la producción mundial de acero es utilizada en edificación de grandes estructuras, con una tendencia clara al alza, impulsada por el crecimiento de la población y la migración hacia ciudades más grandes. 

En cuanto a Chile, cerca del 80% del consumo de acero es para la construcción. Sin embargo, la edificación en acero aún está muy enfocada en obras industriales, marginando infraestructuras como oficinas, edificios habitacionales, entre otros.

La libertad que ofrece el acero para crear y diseñar, su versatilidad, flexibilidad y conveniente relación entre resistencia y peso del acero hace que sea un material muy requerido en los países más desarrollados para la construcción de estructuras industriales, habitacionales o comerciales. Pero ¿qué pasa en Chile?

En el país, el acero aún no es un material altamente utilizado por los arquitectos para diseñar estructuras que no sean industriales, a pesar de los múltiples atributos que tiene.

Las razones pueden ser muchas, pero como todas las actividades humanas, esta industria enfrenta dificultades importantes debido a las modificaciones de los equilibrios globales, especialmente aquellos relacionados con las estructuras económicas, que obliga a todos los países a adaptarse a panoramas y mercados de manera diferente.

Grandes cambios

En el Instituto hemos sido testigos presenciales de los grandes cambios que ha experimentado nuestro país, desarrollando diversas iniciativas tendientes a velar por la calidad de los materiales y estructuras de acero, con el fin de fomentar las buenas prácticas y evidenciar algunas falencias que tiene nuestra industria, pero también difundir su uso en la edificación de infraestructuras de diversos usos, no solo industriales.

Pero para que el acero sea bien utilizado en el diseño de estructuras, los arquitectos deben contar con la información necesaria para tomar buenas decisiones. 

Es así como en ICHA hemos desarrollado informes de monitoreo, a través del Comité de Normas y Monitoreo, cuyo objetivo es establecer una base de control en el cumplimiento de los parámetros básicos definidos en la normativa.

En 2012 se realizó en Barras de Refuerzo Laminadas en Caliente para Hormigón Armado, para lo que se seleccionaron muestras obtenidas en centros locales de distribución. 

Los resultados fueron concluyente: el 55% de las muestras ensayadas no cumplían con los requisitos exigidos en la norma chilena, por tanto, son productos no habilitados para ser utilizados en la construcción de estructuras de hormigón en Chile, pero que sin embargo, fueron puestos a la venta.

En 2013 y 2014 repetimos los monitoreos a este tipo de barras, y nos preocupó altamente que los resultados siguen bordeando el 50% de incumplimiento a los requisitos señalados en la norma chilena.

Los incumplimientos detectados implican una calidad irregular del material y pueden alterar el comportamiento estructural de las edificaciones y obras en las que se utilizan estas barras.

Aún más, si los profesionales que diseñan no se rigen por los requisitos establecidos por la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción, se exponen a sanciones y multas, de acuerdo a lo indicado en la nueva Ley de Calidad de la Construcción, aumentando la responsabilidad de los profesionales involucrados en proyectos de construcción.

Trabajo conjunto

Por esta razón, y en concordancia con nuestra constante preocupación de velar por el correcto uso del acero, presentamos estos resultados a las autoridades del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), y del Ministerio de Obras Públicas (MOP), con quienes ya estamos desarrollando una serie de iniciativas que buscarán velar por la correcta expedición de los certificados de calidad de productos, efectuados por entidades acreditadas en el Instituto de Normalización Nacional (INN) y registrados en Minvu.

Además, es necesario establecer un control en Aduanas y desarrollar un etiquetado de productos, que debe ser exigido en los puntos de venta, e incorporar certificados de calidad del acero entre los documentos requeridos para la obtención de la recepción final de obras.

Como país aún tenemos muchos desafíos para otorgarle al acero el rol protagónico que debe tener en la edificación de grandes estructuras en Chile. Vamos bien encaminados, y como Instituto Chileno del Acero estamos trabajando para que el país que queremos sea cada día mejor.

Por Juan Carlos Gutiérrez

Fuente: El Mercurio

Entre el 16 y 26 de abril se desarrolló la XIX Bienal de Arquitectura y Urbanismo 2015, en el Parque Cultural de Valparaíso, organizada por el Colegio de Arquitectos de Chile, la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA) y la Red de Escuelas de Arquitectura, con un marcado carácter ciudadano, abordando temáticas como patrimonio, construcción sustentable, catástrofes urbanas, ciudades y arquitectura de reconstrucción.

El encuentro contó con destacadas personalidades de la arquitectura mundial, que presentaron conferencias magistrales, como el holandés Winy Maas, el estadounidense Kap Malik, y el mexicano Michel Rojkind, entre otros. Además, fue una excelente ocasión para ver muestras académicas y profesionales, abrir espacios de conversación, workshops y otras actividades que presentaron una panorámica de la arquitectura y la ciudad.

En este contexto, gran interés causó la instalación preparada por el Instituto Chileno del Acero (ICHA), en la cual se presentaron los más de 30 proyectos participantes en la Primera Muestra de Arquitectura en Acero organizada por ICHA, la cual premió el desarrollo de iniciativas diseñadas con este material y cuyo objetivo fue recopilar lo que se ha construido en los últimos 5 años, y mostrar cómo se está usando este producto en sus diferentes formas en construcciones de diversas categorías como vivienda, edificación industrial y obras civiles.

Un selecto jurado, compuesto por destacados arquitectos, representantes de instituciones y del comité de arquitectura y directorio de ICHA seleccionó 24 proyectos, entre los que destacó el edificio de “Indumotora Panamericana”, de la Oficina Sabbagh Arquitectos, que se adjudicó el primer lugar, constituyendo además un ejemplo claro de cómo del buen uso del material puede resultar un proyecto estético y a la vez seguro y eficiente.

Además, el jueves 23 de abril, Juan Carlos Gutiérrez, Gerente General de ICHA, presentó en el Comité de Leyes e Ingeniería: Arquitectura y Acero: dos muestras en desarrollo. Además, junto a Liliana Vergara, presidente de la Asociación Nacional de Revisores Independientes de Chile; Marcelo Soto, de la División Técnica del MINVU, e Ítalo Ozzano, Gerente General de Gerdau Chile, compusieron una mesa de discusión en torno a las temáticas que están impactando a la industria del acero en Chile, como lo es la nueva Ley de Calidad de la Construcción y la llegada al país de acero importado que incumplen con la normativa vigente, presentando grandes desafíos para la producción local.

Los atributos del acero en versatilidad, belleza, resistencia y sustentabilidad, junto con la inversión tecnológica que se ha realizado para potenciar sus características, han hecho que su utilización se eleve en las construcciones de altura y puentes de naciones del primer mundo en América del Norte, Asia y Europa.

Considerando que Chile es un país en vías de desarrollo, donde cada vez se aprecian más edificaciones en altura en las principales ciudades, los actores relevantes del mercado del acero se ha propuesto incentivar su uso hacia construcciones de uso habitacional y comercial.

Actualmente, se estima en un 80% del acero que se utiliza en el país se dirige a la construcción industrial, con énfasis en la minería.

Según comenta Sergio Sierra, gerente de Desarrollo y Nuevos Negocios de Edyce Corp, empresa socia del Instituto Chileno del Acero (ICHA), si bien el posicionamiento del acero en construcciones mineras e industriales es reconocido, sus atributos permiten mirar más allá e impulsar su utilización en construcciones de altura en ciudad. “Tanto el nivel tecnológico como el profesional en Chile facilitan hoy en día este cambio. Así también la globalización de los mercados y las facilidades de transporte permiten la adquisición de materia prima (perfiles laminados) a costos competitivos y en plazos que se ajustan según necesidad de cada proyecto.”

A través de ICHA, este impulso no sólo se materializa en la difusión del acero como material de valor, sino también en el constante trabajo de actualización normativa y la mantención de alianzas con el mundo público, privado y académico.

Entre los factores que se conjugan para hacer del acero un material con potencial para la edificación en altura, se cuenta la resistencia, que permite lograr estructuras más livianas que favorecen la amplitud de los espacios; la versatilidad, que permite innovar en el diseño; la sustentabilidad, al ser un material 100% reciclable y la resistencia sísmica, fundamental en un país como Chile.

En cuanto al proceso constructivo, se cuenta la rapidez y comodidad que permite el prefabricado de los elementos estructurales, ganando tiempo mientras se avanzan, en paralelo, las obras tempranas.

Torre Santa María II: construcción emblemática

Un ejemplo de la utilización del acero en la construcción en altura es el desarrollo de la Torre Santa María II, que después de 35 años completará el proyecto con su par instalada en el corazón de Santiago.

El edificio, a cargo de la oficina Luis Corvalán Arquitectura, tendrá 32 pisos y ocho subterráneos más plantas libres. Será visualmente convergente el emblemático proyecto diseñado en los años setenta por Alemparte Barreda y Asociados.

En la reciente Bienal de Arquitectura, ambas fases del proyecto fueron presentadas en el encuentro “Ciudad Vertical”. Participó Luis Corvalán comentando el nuevo desarrollo; Yves Besançon, past president de la Asociación de Oficinas de Arquitectos y socio de Alemparte & Barreda, con los detalles de la Torre Santa María emblemática y Sergio Sierra, detallando la utilización del acero en el emplazamiento. Edyce Corp ha fabricado y suministrado todo el acero estructural del edificio Torre Santa María II.

En su época, la Torre Santa María fue visualizada como un símbolo del progreso económico de Chile y se inspiró en las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York. Fue el primer rascacielos nacional y durante 14 años, el edificio más alto del país con 110 metros de altura.

En el proyecto actual, las columnas perimetrales de la torre son de acero, cumpliendo una función estructural principalmente de transmisión de cargas estáticas verticales. Las mayores ventajas del acero consideradas en este desarrollo son su ductilidad, resistencia y velocidad constructiva.

 

Crédito fotos: www.nuevasantamaria.cl