Tras dos días colmados de información y debates, y con una participación que sumó alrededor de 800 personas, culminó el Congreso Latinoamericano del Acero, Alacero-56, la organización que reúne a la cadena de valor del acero de América Latina.

Como parte de su acto de cierre, Alacero anunció sus nuevas autoridades y miembros de su Comité Ejecutivo para el período 2016. El Comité Ejecutivo  entra en funciones a partir de hoy.

El Comité Ejecutivo está integrado por:

– Presidente: Jefferson De Paula
– 1er Vice-presidente: Martín Berardi
– 2do Vice-presidente: Benjamín Baptista Filho
– Secretario: Fernando Reitich
– Tesorero: Oscar Machado
– Directores: André Gerdau Johannpeter, Raúl Gutiérrez Muguerza, Daniel Novegil

Las actividades del Congreso Alacero-56 instaron a los participantes a reflexionar sobre el acontecer actual y futuro de la industria a la luz de la realidad económica global y de América Latina. La temática central de esta edición giró en torno a la importancia de generar políticas de desarrollo industrial que permitan a la región recuperar la senda de la re-industrialización, para lo que es clave la colaboración público-privado y un compromiso de fortalecimiento de las cadenas productivas en toda la región.

A lo largo del Congreso, se escuchó en reiteradas oportunidades, tanto en la voz de analistas expertos como en la de los líderes de la industria, la necesidad imperiosa de que los gobiernos de América Latina tomen medidas urgentes y definitivas para acabar con el ingreso indiscriminado de importaciones que no cumplen con los lineamientos establecidos por la OMC.

A pesar de la difícil coyuntura actual, la industria del acero de América Latina reafirmó su confianza en la región y compromiso con ella, lo que se manifiesta tanto en las inversiones recientes y próximas, su fuerte compromiso con sus comunidades y el medio ambiente, como el creciente interés en temas como innovación y competitividad expresado durante el Congreso.

En forma paralela al Congreso, se desarrolló la exposición ExpoAlacero 2015, donde las empresas más destacadas del sector, proveedores y clientes dieron a conocer sus novedades, servicios y productos. También se realizó este año la Muestra Escultórica en Acero, con una retrospectiva de artistas de toda América Latina.

Durante la jornada final, se anunció que el próximo Congreso Latinoamericano del Acero se efectuará en Rio de Janeiro (Brasil), entre el 24 y el 26 de octubre de 2016.

 

 En el Hotel Hilton de Buenos Aires tuvo lugar esta mañana la ceremonia inaugural de la Edición 56 del Congreso Alacero, el evento que reúne a los más destacados líderes de la cadena de valor del acero de América Latina.

Con una concurrencia de más de 700 personas y la presencia de Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno electo de la Ciudad de Buenos Aires, el Congreso Alacero-56 inició oficialmente sus actividades. En la ceremonia de apertura y acompañado por las autoridades de la Asociación, Martín Berardi, Presidente de Alacero y Director General de Ternium Siderar (Argentina), tomó la palabra para dar la bienvenida a los asistentes y referirse a los temas que interesan al mundo del acero y que ocuparán los debates de los próximos dos días.

En su discurso, Martín Berardi se refirió a la situación desafiante que hoy enfrentan la industria siderúrgica y metalmecánica, tanto a nivel global como en América Latina. En las raíces de esta crisis, se encuentra la sobrecapacidad productiva instalada en China, que es consecuencia propia de su economía centralmente planificada y “que alcanza actualmente 425 millones de toneladas, 6,5 veces la producción anual de América Latina”. Ante el exceso de producto y la imposibilidad de cerrar plantas por razones políticas y sociales, las siderúrgicas chinas -estatales y regidas por una lógica que no responde a la de una economía de mercado- han buscado agresivamente colocar su producción en el mercado internacional. Incluso, utilizando prácticas de comercio desleales.

Las consecuencias para la siderurgia de nuestra región están a la vista: cierres de líneas productivas, desaliento a la inversión, problemas financieros, pérdida de puestos de trabajo. Además, “la penetración de productos de nuestra cadena de valor está sustituyendo el comercio intra-zona y erosionando la integración regional”-continuó Berardi.

Luego llamó a los gobernantes latinoamericanos “a poner alta prioridad política” al problema del comercio desleal en la región y a considerar cuidadosamente los riesgos de aceptar el cambio del status de China (hoy adecuadamente considerada economía de NO mercado) en la Organización Mundial de Comercio en diciembre de 2016.

“Es necesario lograr la articulación público-privada necesaria para enfrentar la competencia de productos que viene con altos niveles de subsidios y precios dumping, como los de China”.

Ante este panorama, las actividades del Congreso que se extenderán durante todo el día de hoy y mañana, se enfocarán en entender la economía de la región, comprender cómo el contexto de recesión económica está afectando a clientes y proveedores, profundizar sobre la situación de la siderurgia en cada país de América Latina y compartir las estrategias que se están emprendiendo en cada uno de ellos.

Tras la ceremonia de apertura, Daniel Novegil, miembro del Comité Ejecutivo de Alacero y CEO de Ternium, presentó una ponencia sobre el diagnóstico y propuestas para la industrialización en América Latina, a partir del estudio sobre “Cadena metalmecánica en América Latina”, impulsado por Alacero. En ella se destacó una serie de recomendaciones de políticas industriales para la construcción de un futuro económicamente sustentable en la región.

“Es importante que en América Latina construyamos cadenas de valor más integradas y externas, fortaleciendo a las empresas locales y aprovechando el tejido industrial de cada país, con especialización y complementación. La inversión en I+D y educación también es clave para el desarrollo de los sectores industriales que generan empleos de calidad y productividad”.- sostuvo Novegil durante su presentación.

En forma paralela al Congreso, se está desarrollando la exposición ExpoAlacero 2015, donde las empresas más destacadas del sector, proveedores y clientes dan a conocer sus novedades, servicios y productos. También se realiza la Muestra Escultórica en Acero, que este año cumple diez años de vigencia, con una exhibición titulada “Diez Años. Diez Esculturas” que expone obras destacadas de los notables escultores, como Jorge Gamarra (Argentina).

Si quieres más información, ingresa a http://www.alacero.org/es/page/prensa/noticias/alacero-inaugura-56deg-congreso-latinoamericano-del-acero-con-la-presencia-de#sthash.xB7wwU0m.dpuf 

 

El puente Cau Cau, ubicado en Valdivia, ha presentado una serie de fallas constructivas, la más notoria ocurrió en febrero pasado.

Cuando se probaba el sistema de levante, una de las gatas que izaban el brazo sur se cortó. Un informe preliminar, dado a conocer a mediados de este año, reveló que en su construcción hubo, entre otros problemas, un exceso de soldaduras, convirtiéndose en un ejemplo de la importancia que tienen estos trabajos en las grandes obras.

Juan Carlos Gutiérrez, director ejecutivo del Instituto Chileno del Acero (ICHA), asegura que la soldadura y el corte industrial son actividades estratégicas en la materialización de una estructura de acero, debido a que permiten generar las uniones necesarias para la correcta transmisión de tensiones, tal como fue previsto en la etapa de diseño estructural.

“En obras de gran envergadura, estas tareas son de extrema importancia por múltiples razones: utilización de procedimientos de trabajo y operadores certificados, protocolos de inspección con criterios de aceptación, rechazo y generación de rectificaciones”.

En caso de ser necesario, dice, se deben realizar reparaciones. “Todas estas actividades pueden afectar gravemente en el tiempo de realización y el cumplimiento del presupuesto. Para responder a estos desafíos es necesario disponer de materiales, procedimientos y técnicos adecuadamente capacitados y certificados”.

ACTIVIDAD CRÍTICA

En grandes obras se puede decir que la soldadura posibilita la unión de diversas piezas de acero, y el corte industrial, por su parte, permite optimizar el rendimiento del acero para ser utilizado en la configuración de las estructuras a configurar.

Gutiérrez explica que entre las lecciones que deja el exceso de soldaduras en la construcción del puente Cau Cau, como lo señala el informe preliminar del MOP, es que todos los profesionales involucrados en una construcción deben incorporar que es de primera importancia la verificación de las especificaciones de los aceros a través de certificados de conformidad, emitidos por entidades acreditadas que respalden su cumplimiento, previo a la ejecución de cualquier trabajo, en particular las soldaduras.

No obstante, destaca que las características sísmicas de nuestro país han generado una cultura de diseño y construcción de alta responsabilidad y rigor en los procesos de corte y soldadura. “Asimismo, las técnicas de soldadura y corte industrial permiten mejorar el rendimiento y la productividad de una construcción, por lo que es una actividad crítica de permanente revisión y mejoramiento. Esto ha llevado a la constante capacitación y certificaciones de operadores y equipos”.

MEJORAMIENTO DE PROCESOS

Chile además ha avanzado en relación al uso de nuevas tecnologías, equipamientos y adiestramiento del personal en la realización de trabajos de soldaduras.

Al respecto, el director ejecutivo del ICHA sostiene que debido a que son tareas críticas en la productividad de un proyecto, las empresas han invertido en mejorar sus procesos de soldadura y corte industrial a través de centros de capacitación y entrenamiento cada vez más modernos, y de esta forma mejorar el desempeño de los operadores en terreno.

Asegura que mientras aumente la demanda por estructuras de acero se incrementará la necesidad de empresas de soldadura y corte industrial. “En estos momentos la minería atraviesa por un período de baja actividad. Sin embargo, otros sectores como la energía, construcción y obras civiles también requieren de estructuras de acero”.

Y agrega:

“En la medida que se fortalezcan los encadenamientos productivos entre los diversos actores de la cadena de valor del acero, con procesos estandarizados a través de normas chilenas y con empresas certificadas que respaldan el cumplimiento de dichas normas, todo el rubro crecerá de manera sólida”.

Sergio Contreras

Desde hace ya algún tiempo se ha transmitido al medio nacional la noción de una calidad insuficiente de algunos aceros importados, en especial y como una especie de mantra salvador, de aquellos provenientes de países asiáticos.

Es importante aclarar, de manera definitiva, cuál es la real aproximación técnica al problema. El Instituto Chileno del Acero (ICHA) ha realizado, desde hace ya algunos años, un monitoreo del cumplimiento normativo de barras de acero para hormigón armado  importadas, constatando un alto incumplimiento de la normativa nacional vigente cercana al 50% de la muestra.

Sumado a esto, ICHA ha realizado sondeos de la calidad en otros productos de acero, en donde también se han detectado importantes incumplimientos, evidenciando graves faltas que como institución esperamos se puedan revertir, para lo cual hemos asumido la labor de actualizar y fortalecer la normativa técnica a través de convenios de desarrollo normativo con el Instituto de Nacional de Normalización, así como también con entes públicas y privadas, con quienes hemos desarrollado importantes avances, dirigidos a mejorar la calidad y estándar de la construcción en Chile.

 Si bien el hecho de infringir la normativa es inaceptable, ello no constituye un llamado a realizar un boicot en contra de los aceros importados, sino lograr un debido aseguramiento de la calidad. De esta manera la construcción en Chile podrá mantener los estándares hasta ahora conocidos y su seguridad, en especial frente a sismos de importancia, que este territorio debe soportar a menudo debido a su condición tectónica.

Frente a algunas declaraciones destempladas de algunos sectores que defienden una comercialización a ultranza, acusándonos de proteger un cartel de producción nacional, el Instituto del Acero de Chile desea dejar claramente establecido que su labor e inquietudes son pura y estrictamente técnicas y su acción está al servicio del mejoramiento de la utilización del acero en el medio nacional.

En esta perspectiva, reiteramos nuestro compromiso con la ingeniería y la industria nacional e internacional, para la mejor aplicación de un material que, correctamente utilizado, ha demostrado su nobleza durante más de mil años a través de la historia.

Sergio Contreras A.
Presidente
Instituto Chileno del Acero

 

Un  panorama  difícil  es  el  que atraviesa la industria del acero a nivel nacional, influenciado principalmente por la disminución de la inversión y con ello, el consumo de  este  metal,  sumado a la competencia internacional que llega al país con una débil trazabilidad que se ha detectado en la aleación importada.

Con todo, el acero tiene múltiples y variados usos. En la construcción, se utiliza en barras de refuerzo para hormigón y estructuras metálicas, estanques y tuberías de gran diámetro; en la minería, en barras para molienda del mineral; en mallas y fijaciones como pernos y tornillos, y herramientas para la construcción, implementos para la agricultura y equipos para camiones, entre otros.

Según estimaciones del Instituto Chileno del Acero (ICHA), este año el consumo de acero podría caer en 9%, alcanzando las 2,5 millones de toneladas.

Ello coincide con las cifras de la Asociación de Industriales  Metalúrgicos  (Asimet), que afirma que el  consumo total aparente de acero en el país tuvo su peak en 2012 –coincidente con el llamado ciclo de oro del cobre– con 3,141 millones de toneladas, de las cuales 54% eran importadas y 46% correspondían a despachos nacionales.

Asimismo, la proyección de consumo total aparente para 2015 será de 2,5 millones de toneladas, de las cuales 62% será importado y  38%  corresponderán  a  despachos  nacionales.

“Para 2016, si la inversión pública se materializa, creemos que el consumo aparente de acero se podría recuperar, y quizás crecer entre un 2% y un 3 %”, señala Juan Carlos Gutiérrez, director ejecutivo del ICHA.

En este sentido, resalta que las variables más  relevantes  son  la  inversión  en  construcción y en minería, transformándose en las componentes que le dan velocidad a la demanda de consumo de acero.

“Para tener una idea, en 2011 post terremoto, la tasa de crecimiento de la componente inversión en construcción y otras obras llegó a  12%.  En  ese  año  el  consumo  aparente superó las 3 millones de toneladas. Luego, la velocidad de crecimiento de la inversión fue cayendo y con esto, el consumo aparente de  acero  también,  cada  vez  se  consume menos, porque se está invirtiendo menos”, puntualiza.

El director ejecutivo del ICHA explica que la industria del acero vive un complejo escenario como consecuencia de la contracción de la demanda, producto de la reducción de la inversión en minería e infraestructura, y en menor grado también por la construcción.

“Esta  misma  industria  tiene  que  hacer frente  a  las  distorsiones  que  se  provocan por la sobreoferta de productos de acero a nivel mundial, y que Chile no escapa a esta realidad, siendo vulnerable a la llegada de productos fuera del estándar técnico, a bajo precio”, plantea.

A su juicio, “Chile es una economía abierta, que  ha  dado  buenos  resultados  para  los consumidores,  sin  embargo,  en  el  ámbito del acero, la falta de regulaciones, de orden técnico o los déficit de control generan espacios de vulnerabilidad del cumplimiento de los requerimientos técnicos mínimos”.

Regulaciones Chile es un país sísmico y, por ende, la calidad del acero empleado es fundamental.

Un organismo que vela por el cumplimiento de normas y estándares es el ICHA. Su presidente Sergio Contreras asegura que en el país existen “algunas regulaciones y medidas, pero no son suficientes, porque no actúan directamente y no controlan las condiciones de origen de fabricación del producto”.

En  esta  dirección,  un  aspecto  clave  es  la trazabilidad  de  los  productos,  es  decir,  que haya una huella, y que en el caso del acero se pueda seguir su camino desde el momento en que se fabricó.

“No hay una buena trazabilidad. Existe, por supuesto, pero no es suficientemente buena. Por eso, en el Instituto Chileno del Acero estamos trabajando para lograr un mejor aseguramiento de la calidad y, consecuentemente, su trazabilidad”, afirma el presidente del ICHA.

En  efecto,  una  de  las  preocupaciones  de la  organización  ha  sido  tener  una  normativa actualizada, de acuerdo con lo que hoy existe en el mundo, por lo que “tenemos la referencia correcta”.

Sin embargo, precisa Sergio Contreras, “no tenemos regulaciones al interior del país para asegurar una trazabilidad y un aseguramiento de la calidad de los productos que los distribuidores están poniendo en el mercado”.

“Hemos detectado que los aceros no cumplen en gran medida las condiciones normativas, pero la cumplen en niveles suficientemente pequeños como para que no sea inquietante”, afirma.

Por ello, el ICHA ha redoblado los esfuerzos para dar seguridad al país, a través de exhaustivos análisis de la calidad de los aceros que llegan a Chile, labor que se ha desarrollado mediante el programa Monitoreo de Barras para Hormigón Armado, ejecutado durante varios años.

“Hemos  descubierto  que  muchas  de  las barras que llegan no cumplen con las condiciones normativas chilenas. Por eso y habiendo tomado conciencia del problema, proponemos que haya un control que asegure la trazabilidad y una posibilidad que hay para lograr eso es que la Aduana exija los certificados correspondientes”, asevera.

En la práctica, se busca que, teniendo esa información y control, Aduana autorice el ingreso de ese material, porque –precisa- “hoy el distribuidor que vende el acero tiene la obligación de entregar el certificado. Pero eso lleva a que no hay ningún tipo de control, puede entregar cualquier cosa”.

Desde la Cámara Chilena de la Construcción, su presidente (s), Sergio Torretti, destaca que

Chile cuenta con una industria del acero cuyos procesos productivos y los materiales que elabora son de alta calidad y cumplen con estándares de nivel mundial.

A su juicio, en un ambiente de economía de libre  mercado  y  en  igualdad  de  condiciones, las empresas productoras deben evidenciar la calidad de los productos que ofrecen.

“Es importante que el acero importado cumpla el 100% del estándar normativo exigido al acero nacional  y  que  el  Estado  compruebe  que  se respete dicho estándar. Así, los consumidores pueden  optar  por  aquellos  productos  que les  ofrezcan  condiciones  más  competitivas”, asegura.

El Servicio de Aduanas, en su opinión, debe cumplir  adecuadamente  la  obligación  de fiscalizar  la  trazabilidad  de  las  partidas  de acero  que  ingresan  al  país,  razón  por  la cual “pusimos al tanto de esta situación al Ministerio de Hacienda y le solicitamos que refuerce dicha labor”.

Respecto de las empresas constructoras, Torretti resalta que éstas tienen la obligación de utilizar acero que cumpla con los estándares que fija el marco normativo, razón por la cual exigen el certificado que indica que el producto cumple con la norma.

“En todo caso sería importante que dicho certificado se entregue en el país de destino y no en el de origen”, asegura

Con la presencia de la Presidenta Michelle Bachelet, el embajador de Japón en Chile, Naoto Nikai; el ministro de Relaciones Exteriores Heraldo Muñoz, y el subsecretario del Interior Mahmud Aleuy, se presentó Kizuna-Intercambio y resiliencia, Programa de Formación de Recursos Humanos para Latinoamérica y el Caribe en Reducción del Riesgo de Desastre desarrollado de forma colaborativa por los gobiernos de Chile y Japón.

La iniciativa formará a cerca de 2.000 profesionales latinoamericanos, en un plazo de cinco años, posicionando a Chile como polo de formación sobre estas temáticas, recogiendo la experiencia y resiliencia que han desarrollado ambas naciones. Se realiza a través de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID), la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) y la Oficina Nacional de Emergencias (ONEMI).

En la ceremonia, desarrollada en el marco del Día Internacional para la Reducción de los Desastres, la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, destacó la experiencia de Chile como país que ha aprendido a ponerse de pie y aprender lecciones ante las adversidades.

“Este encuentro aborda un tema central para el desarrollo de los países -la forma en cómo nos preparamos para enfrentar los desastres naturales- y pone el valor en la cooperación internacional para abordar desafíos comunes. Solo mediante el intercambio de experiencias y conocimiento podremos estar preparados de mejor forma como sociedad para enfrentar desastres naturales y resguardar lo más importante, la vida y el bienestar de las personas”, sostuvo la mandataria.

El embajador de Japón en Chile, Naoto Nikai, reconoció a Japón y Chile como “hermanos sísmicos”, en cuanto son países que comparten experiencias comunes en eventos naturales, como terremotos y tsunamis. Así, destacó a Kizuna como un programa que “busca posicionar a Chile como plataforma de capacitación a profesionales de Latinoamérica y el Caribe, para ofrecerles una oportunidad de perfeccionar sus habilidades y mejorar sus conocimientos en la reducción de riesgo de desastres”.

Trabajo colaborativo en la Región

Bajo el concepto de “Kizuna”, que refleja el valor y la importancia de los vínculos humanos para enfrentar y sobreponerse a los grandes desastres, el programa pone énfasis en el reforzamiento de las redes regionales de apoyo y cooperación en caso de catástrofes, intercambiando conocimientos y experiencias para identificar y aunar todas las capacidades disponibles ante la emergencia provocada por un evento natural. “El acuerdo permitirá capacitar a más de 2.000 profesionales, en un proyecto enfocado en fortalecer las capacidades de profesionales especializados, estableciendo una red de intercambio regional en riesgo de desastres”, explicó el director nacional de la Oficina Nacional de Emergencias, ONEMI, Ricardo Toro.

Para el director ejecutivo de AGCID, Ricardo Herrera, es fundamental en este esfuerzo la cooperación en beneficio de un bien común para la Región, con un intercambio fluido de profesionales, funcionarios y expertos. “Esta iniciativa es parte del programa que se ejecuta con Japón hace más de 10 años en América Latina y que a partir de 2011 definió la creación de un proyecto de formación de recursos humanos en reducción de riesgo ante catástrofes”, detalló.

“En las últimas décadas hemos podido trabajar con las autoridades chilenas a través de la invitación de funcionarios, profesionales y expertos, de forma de intercambiar y compartir conocimientos, tecnologías y experiencias, en el objetivo de reducción de riesgo de desastres”, sostuvo el director general del Departamento de Latinoamérica y el Caribe de JICA, Takeshi Takano.

Durante el encuentro y a través de la Oficina de la ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), se destacó el manejo realizado por Chile para mitigar los efectos del último terremoto de magnitud 8.4 en la zona norte de Chile, ocurrido el pasado 16 de septiembre. Se ponderó la inversión realizada en infraestructura sismorresistente, el funcionamiento de los sistemas de alerta temprana y la planificación urbana, todas acciones que influyeron en la disminución del número de víctimas.

Formación de valor

El Programa Kizuna contempla una amplia transferencia entre los países de América Latina y el Caribe, poniendo énfasis en el fortalecimiento de las redes vinculadas a las diversas temáticas de los cursos, diplomados y magister dictados por las instituciones académicas, privadas y públicas. Por su parte, ONEMI asume la gerencia técnica de Kizuna, aportando su conocimiento técnico y sus experiencias, así como también, entregando recomendaciones desde su rol de coordinador en situaciones de emergencias en el país.

Durante la presentación del programa, se contemplan conferencias magistrales en torno a temáticas de resiliencia, prevención y enfrentamiento activo ante eventos naturales. También el desarrollo de mesas técnicas, en las cuales trabajarán expertos en distintas temáticas, entre ellas Incendios Forestales, Estructuras Antisísmicas, Diseño de Puentes y Rescate Urbano.

De esta manera, se espera entregar conocimientos que contemplen la amplitud de la gestión de riesgo en distintos niveles de formación, con una alta especialización y calidad. Estos serán liderados por universidades en conjunto con actores que tengan expertise en resiliencia y gestión ante eventos naturales. Además, se contará con la participación de expertos japoneses, favoreciendo el intercambio y la experiencia. Las temáticas de los primeros cursos son Rescate Urbano; Gestión en Protección Contra Incendios Forestales; Evaluación Rápida Post Desastre de la Seguridad Estructural de Edificaciones y Criterios Sísmicos en Estructura de Puentes.

Pilar Urrejola, Cristian Hermansen y José Miguel Correa, Presidentes de los Colegios de Arquitectos, Ingenieros y Constructores Civiles convocan a la comunidad de sus respectivas disciplinas a debatir sobre el ejercicio profesional, su integración y las expectativas del área de la construcción para el período 2015-2020.

En la oportunidad se analizarán las proyecciones de la Industria de la Construcción, así como los marcos de inversión que se espera para los próximos cinco años, todo esto en el Centro de Convenciones del Hotel Santa Cruz, Región de O’Higgins.

Dentro del programa destaca la actividad inaugural a cargo del sociólogo, doctor en filosofía y líder de opinión, Max Colodro, así como el panel “Panorama 2015-2020” donde destacados representantes de instituciones como la Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública (COPSA), el Ministerio de Obras Públicas (MOP), el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) analizarán el escenario futuro.

Aspectos como el ejercicio profesional, docencia, ética, discusión del marco legal y la nueva Ley de Colegios Profesionales son otros contenidos de este importante encuentro.

Para finalizar, la Mesa Redonda de Presidentes de Colegios, quienes entregarán las conclusiones del evento, así como la Declaración de Santa Cruz que aspira a dar a toda la comunidad la posición de estas órdenes profesionales frente al futuro del área de la construcción en Chile.

Si quieres saber más detalles, revisa el programa aquí o visita al sitio web http://www.colegioarquitectos.com/CONGRESO/

Sin importar de qué material sea el cierre perimetral instalado, la relevancia que tienen para la seguridad de las personas los hace un elemento de primera prioridad, puesto que delimitan territorios, como es el caso de las carreteras, en donde este tipo de cercos permiten prevenir el ingreso de animales a la vía o que personas crucen por pasos no habilitados.

Desde la llegada de las autopistas de alta velocidad al país, el uso de cierres perimetrales ha aumentado considerablemente en las obras viales, dado que los estándares de seguridad así lo exigen. En ese sentido, el acero ha sido uno de los elementos preferidos para su desarrollo.

Si bien el cierre perimetral puede ser de diferentes materiales, el acero presenta múltiples ventajas dadas sus características intrínsecas, que lo convierten en un elemento con muy buena reacción frente a distintas condiciones de uso. Pudimos observar luego de los recientes terremotos que han afectado al país cómo las panderetas tradicionales sufrieron por los fuertes movimientos telúricos, generando daños tanto a las personas como a los bienes colindantes, sumados a la vulnerabilidad de los recintos cercados.

Esta situación es totalmente distinta a los cierres elaborados con acero, que resistieron firmemente, evitando colapsar y así arriesgar la vida de las personas, sus bienes y la seguridad de los recintos. Entre los atributos de los cierres perimetrales de acero destacan la velocidad constructiva, ya que al ser prefabricados y disponer de sistemas de montaje, su ejecución es extremadamente rápida, reduciendo los costos de instalación. Al mismo tiempo, disponen de sistemas de protección contra la corrosión, alargando su vida útil y disminuyendo los costos de mantenimiento.

El avance de la tecnología ha permitido innovar en la construcción de los cercos instalados. Hoy es posible ver cierres altamente resistentes, a los cuales además se les ha aplicado un diseño estético, que no solo se preocupa de la seguridad, sino que además comulga muy bien con el entorno en el que está instalado, gracias a que el acero permite crear elementos con colores y diseños personalizados de acuerdo a las necesidades de los usuarios, aportando en la vista del paisaje.

Los cierres perimetrales de acero son ideales para la protección de áreas residenciales e industriales, simplifican la labor de seguridad en los territorios y ofrecen una gran solidez estructural frente a eventos de la naturaleza. Asimismo, proveen una imagen estética, lo que entrega tranquilidad y confianza.

Columna de opinión de Juan Carlos Gutiérrez, Director Ejecutivo ICHA

Todas las proyecciones lo decían. Este 2015 sería otro año de crecimiento más bien moderado en la industria del acero internacional y la causa principal está en Asia. La desaceleración de China y los subsidios que tiene su industria del acero afectan el negocio global y golpean también a los mercados latinoamericanos, incluido el chileno, donde los productores piden medidas correctivas de la autoridad.

Juan Pablo Silva, economista del Instituto Chileno del Acero (ICHA), explica que una de las causas de la situación que enfrenta la industria global de este metal es la “sobreproducción” de 350 millones de toneladas de acero sin utilizar de China.

En la práctica y luego de que, a fines de 2010, la economía china alcanzara su mayor tasa de crecimiento, comenzó una desaceleración que atacó el sector inmobiliario y con ello, la inversión en construcción, motor del crecimiento de la demanda de acero.

Así y para evitar un colapso en su industria, el Gobierno chino mejoró las condiciones al envío de productos al exterior y ese país se convirtió en el mayor exportador de acero del mundo, desplazando a Japón. Los precios internacionales cayeron 54% en 5 años, lo que señala “devastó la industria siderúrgica mundial”.

El análisis es compartido por Ernesto Escobar, gerente general de CAP Acero, quien precisa que la industria global enfrenta un escenario complejo como consecuencia de la “sobre capacidad instalada a nivel global pero, en particular, en China”, país que produce aproximadamente 50% del acero que consume el mundo. Desde 2000, el gigante asiático ha aumentado seis veces su capacidad instalada, incluso sin realizar una adecuada evaluación de la demanda esperada de sus planes de urbanización de la población rural y la construcción de infraestructura necesaria.

Todo esto —explica Escobar— da como resultado un crecimiento inorgánico de la oferta de acero mundial.

Juan Pablo Silva explica que por esta situación ya surgieron acusaciones de comercio injusto en EE.UU. y la Zona Euro, principalmente contra las compensaciones gubernamentales chinas y los daños al medio ambiente.
En esto coincide el director general de la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero), Rafael Rubio, quien asegura que la industria del acero global atraviesa dificultades propias derivadas de la presión exportadora china “en condiciones que no respetan las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC)”.

En los últimos cinco años, China duplicó su participación en el mercado latinoamericano, pasando de 6 puntos de participación al 13% actual.

“En 2014, América Latina recibió 8,3 millones de toneladas de acero desde China y se espera que este año lleguen 9,7 millones de toneladas. Con estas cifras, nuestra región se ha convertido en el segundo mercado más importante para China, solo superada por Corea del Sur. Estos productos están llegando a nuestros mercados a precios de dumping, gracias a los subsidios que obtienen de su gobierno”, agrega Rubio.

El encargado del organismo regional añade que en el continente americano existen hoy 96 medidas antidumpingvigentes relacionadas con el acero y de ellas, 53 son contra China.

Llamado a autoridades

El escenario en Chile no es muy diferente. China ya es el principal importador de acero en nuestro país, representando casi el 50% durante 2014, según datos del ICHA.

Esto ha tenido un serio impacto en la industria local. Por ejemplo, CAP Acero paralizó sus líneas de producción de planos a mediados de 2013, ante la imposibilidad de competir con el acero chino. Ello derivó en la detención de uno de sus dos altos hornos y la pérdida de 1.100 puestos de trabajo.

“Frente a la amenaza que constituyen las distorsiones al comercio, solo cabe apelar a las instancias que ofrece la legislación vigente con el fin de evitar la destrucción gradual pero permanente de la base industrial del país”, estima su gerente general, quien insta a la autoridad a “buscar medidas correctivas” que contengan y reparen los daños, según lo dispuesto por la OMC y la norma actual.

Escobar destaca que muchas naciones ya han resuelto la imposición de tasas antidumping, aranceles compensatorios o salvaguardias, con el objeto de contener esta competencia distorsionada, generando a la vez un desvío del comercio hacia aquellos mercados que aún no lo han hecho.

Respecto de cómo debería enfrentar la industria nacional el “efecto China”, Ernesto Escobar considera que “la industria siderúrgica local debe operar con altos estándares de eficiencia productiva para mantener sus costos competitivos. Por otra parte, obliga a la elaboración de propuestas de valor, basadas en las ventajas que ofrece el suministro nacional”.

Fuente: La Segunda

Un panorama difícil es el que atraviesa la industria del acero, no solo porque ha disminuido la inversión y con ello, el consumo de este metal, sino que también por la preponderancia que el producto de origen chino ha logrado en el concierto internacional y la débil trazabilidad que se ha detectado en la aleación importada.

Con todo, el acero tiene múltiples y variados usos. En la construcción, se utiliza en barras de refuerzo para hormigón y estructuras metálicas, estanques y tuberías de gran diámetro; en la minería, en barras para molienda del mineral; en mallas y fijaciones como pernos y tornillos, y herramientas para la construcción, implementos para la agricultura y equipos para camiones, entre otros.

Según cifras de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Asimet), el consumo total aparente de acero en el país tuvo su peak en 2012 —coincidente con el llamado ciclo de oro del cobre— con 3,141 millones de toneladas, de las cuales 54% eran importadas y 46% correspondían a despachos nacionales.

Asimismo, la proyección de consumo total aparente para 2015 en el país será de 2,5 millones de toneladas, de las cuales 62% será importado y 38% corresponderán a despachos nacionales.

Para este año también se estima que el consumo por familias de aceros será de 1,4 millones de toneladas de productos largos (barras de refuerzo, barras para la molienda, perfiles pesados, alambrón y perfiles livianos); 1,120 millones de toneladas de productos planos (laminados en caliente, plancha gruesa, laminados en frío, revestidos, hojalata, inoxidable), y 96 toneladas de tubos (tubos con costura, sin costura, con costura aleados, inoxidables).

Ello coincide con las estimaciones del Instituto Chileno del Acero (ICHA), donde prevén que este año el consumo de acero podría caer en 9% alcanzando las 2,5 millones de toneladas.

“Para 2016, si la inversión pública se materializa, creemos que el consumo aparente de acero se podría recuperar, y quizás crecer entre 2% y 3 %”, señala Juan Carlos Gutiérrez, director ejecutivo del ICHA.

En este sentido, resalta que las variables más relevantes son la inversión en construcción y en minería, transformándose en las componentes que le dan velocidad a la demanda de consumo de acero.

“Para tener una idea, en 2011 post terremoto, la tasa de crecimiento de la componente inversión en construcción y otras obras llegó a 12%. En ese año el consumo aparente superó las 3 millones de toneladas. Luego, la velocidad de crecimiento de la inversión fue cayendo y con esto, el consumo aparente de acero también, cada vez se consume menos, porque se está invirtiendo menos”, puntualiza.

No hay que perder de vista que según cifras de la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero) desde China, entre enero y mayo de este año, llegaron 526.000 toneladas, representando 14% del total de envíos chinos a Latinoamérica.

Desde Asimet, su presidente Juan Carlos Martínez asegura que “la industria del acero (siderurgia) se encuentra enfrentada a dos situaciones sobre las cuales tiene poco o nada de control: un alto costo de la energía eléctrica, insumo que incide en un gran porcentaje en el costo de producción, y una competencia desleal con productos que provienen de países como China, que estarían sujetos a fuertes subsidios del Estado y, además, distorsiones flagrantes de precios”.

En materia de inversiones, el líder de Asimet señala que en minería la cifra es negativa, mientras que sí hay inversiones en construcción, especialmente en el sector inmobiliario. Sin embargo, las demás áreas están estancadas en cuanto a inversión.

En este contexto, el director ejecutivo del ICHA explica que la industria del acero vive un complejo escenario como consecuencia de la contracción de la demanda, producto de la reducción de la inversión en minería e infraestructura, y en menor grado también por la construcción.

“Esta misma industria tiene que hacer frente a las distorsiones que se provocan por la sobreoferta de productos de acero a nivel mundial, y que Chile no escapa a esta realidad, siendo vulnerable a la llegada de productos fuera del estándar técnico, a bajo precio”, plantea.

A su juicio, “Chile es una economía abierta, que ha dado buenos resultados para los consumidores, sin embargo, en el ámbito del acero, la falta de regulaciones, de orden técnico o los déficit de control generan espacios de vulnerabilidad del cumplimiento de los requerimientos técnicos mínimos”.

Regulaciones
Chile es un país sísmico y, por ende, la calidad del acero empleado es fundamental. Un organismo que vela por el cumplimiento de normas y estándares es el ICHA. Su presidente Sergio Contreras asegura que en el país existen “algunas regulaciones y medidas, pero no son suficientes, porque no actúan directamente y no controlan las condiciones de origen de fabricación del producto”.

La opinión es compartida por el titular de Asimet, quien sostiene que “existen normas técnicas, pero no son suficientes, no están todos los productos cubiertos. Es necesario generar más normas y certificaciones y esto naturalmente tiene que ser acompañado de la fiscalización correspondiente”.

En esta dirección, un aspecto clave es la trazabilidad de los productos, es decir, que haya una huella, y que en el caso del acero se pueda seguir su camino desde el momento en que se fabricó.

“No hay una buena trazabilidad. Existe, por supuesto, pero no es suficientemente buena. Por eso, en el Instituto Chileno del Acero estamos trabajando para lograr un mejor aseguramiento de la calidad y, consecuentemente, su trazabilidad”, afirma el presidente del ICHA.

En efecto, una de las preocupaciones de la organización ha sido tener una normativa actualizada, de acuerdo con lo que hoy existe en el mundo, por lo que “tenemos la referencia correcta”.

Sin embargo, precisa Sergio Contreras, “no tenemos regulaciones al interior del país para asegurar una trazabilidad y un aseguramiento de la calidad de los productos que los distribuidores están poniendo en el mercado”.

“Hemos detectado que los aceros no cumplen en gran medida las condiciones normativas, pero la cumplen en niveles suficientemente pequeños como para que no sea inquietante”, afirma.

Por ello, el ICHA ha redoblado los esfuerzos para dar seguridad al país, a través de exhaustivos análisis de la calidad de los aceros que llegan a Chile, labor que se ha desarrollado mediante el programa Monitoreo de Barras para Hormigón Armado, ejecutado durante varios años.

“Hemos descubierto que muchas de las barras que llegan no cumplen con las condiciones normativas chilenas. Por eso y habiendo tomado conciencia del problema, proponemos que haya un control que asegure la trazabilidad y una posibilidad que hay para lograr eso es que la Aduana exija los certificados correspondientes”, asevera.

En la práctica, se busca que, teniendo esa información y control, Aduana autorice el ingreso de ese material, porque —precisa— “hoy el distribuidor que vende el acero tiene la obligación de entregar el certificado. Pero eso lleva a que no hay ningún tipo de control, puede entregar cualquier cosa”.

Desde la Cámara Chilena de la Construcción, su presidente (s), Sergio Torretti, destaca que Chile cuenta con una industria del acero cuyos procesos productivos y los materiales que elabora son de alta calidad y cumplen con estándares de nivel mundial.

A su juicio, en un ambiente de economía de libre mercado y en igualdad de condiciones, las empresas productoras deben evidenciar la calidad de los productos que ofrecen.

“Es importante que el acero importado cumpla el 100% del estándar normativo exigido al acero nacional y que el Estado compruebe que se respete dicho estándar. Así, los consumidores pueden optar por aquellos productos que les ofrezcan condiciones más competitivas”, asegura.

El Servicio de Aduanas, en su opinión, debe cumplir adecuadamente la obligación de fiscalizar la trazabilidad de las partidas de acero que ingresan al país, razón por la cual “pusimos al tanto de esta situación al Ministerio de Hacienda y le solicitamos que refuerce dicha labor”.

Respecto de las empresas constructoras, Torretti resalta que éstas tienen la obligación de utilizar acero que cumpla con los estándares que fija el marco normativo, razón por la cual exigen el certificado que indica que el producto cumple con la norma.

“En todo caso sería importante que dicho certificado se entregue en el país de destino y no en el de origen”, asegura.

Fuente: La Segunda